NOS VOLVEREMOS A VER AMIGO MIO!

(En memoria de Oswaldo Ramirez)

En estos últimos días, partió súbitamente de este mundo mi amigo Oswaldo Ramírez, un servidor de Cristo, amigo de todos y muy apreciado por nuestra comunidad cristiana Dulce Refugio en Puerto Ordaz, en Venezuela.  Oswaldo era conocido por su fe inquebrantable en  JesúsCristo. Su vida cristiana produjo mucho fruto en los que le rodearon y nos edificó con la enseñanza de la Palabra de Dios cada vez que tenía la oportunidad. Sin embargo, tanto su familia como sus  hermanos en la fe, fuimos sorprendidos por su repentina partida y nadie tuvo tiempo ni oportunidad para despedirse de él, ni siquiera de sus restos mortales. Sin previo aviso, el “toñeco de Dios” como lo llamaba yo, fue llamado a las moradas celestiales. Pero a pesar de la tristeza que nos embarga de no tenerlo más con nosotros, lo cierto es que mi amigo Oswaldo está en la presencia de Dios y así lo sabemos los que hemos creído en las promesas de la Palabra de Dios. Sin embargo, cuando nos toca experimentar este tipo de separación viene de nuevo a circular la siguiente pregunta: ¿Es que lo volveremos a ver en la eternidad? ¿Y si lo voy a ver de nuevo, será la misma persona que conocí?  

¡La buena noticia es que si!  Porque la Palabra de Dios lo dice y por eso estoy completamente convencido de que efectivamente vamos a tener un reencuentro con todos aquellos que han partido de este mundo “en Cristo”  y han formado parte no solo de nuestro círculo familiar sino también del pueblo de Dios. 

En esta  búsqueda de respuestas acerca del futuro y de las realidades de la eternidad, de repente Dios te hace llegar a tu vida pasajes de las Escrituras que añaden certeza a tus convicciones espirituales. Y en estos dias Dios me hizo llegar una declaración que Jesús hizo y que está registrado en el evangelio de Mateo capítulo 8,  en la ocasión en que El sanó a distancia al criado de un oficial del ejército Romano. En este acontecimiento Jesús enseñó  verdades que responden a las preguntas en referencia. Así dice el pasaje:

¹¹ Y les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, ¹² pero los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera. Allí habrá llanto y crujir de dientes.

En primer lugar, fíjese lo que dice Jesús: “…y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos” aquí Jesús se refiere a que gente de todas partes del mundo y no tan solo los judíos, iban a tener un encuentro personal con personajes bíblicos que ya están en cielo.  Es decir, tendremos el privilegio de conocer y compartir con todos los hijos de Dios por toda la eternidad. Podemos afirmar aquí que, si vas a conocer personalmente a estos hombres de Dios como Abraham, Isaac y Jacob,  que aunque no formaron parte de tu entorno familiar, esto significa  también que vamos a compartir con todos nuestros hermanos en Cristo y tambien con nuestros seres queridos que forman parte del pueblo de Dios. No puedo imaginar llegar al  cielo y tener restricciones para conocer a unos pero a otros no. Y si no voy a tener restricciones para conocer a nuestros héroes de la fe, ¿Qué puede llevarnos a pensar que no voy a compartir también con todos los que forman parte de su reino? ¿Qué tipo de restricciones puede haber cuando el reino de Dios es gozo, justicia y paz?  Así que,  descanse en esta promesa y  tenga la  seguridad que nos dio el Señor.  ¡¡Gracias Señor por tus palabras que nos llenan de esperanza!!

 La otra realidad que Jesús muestra en este pasaje y que lamentablemente no podemos omitir es la siguiente en el versículo 12: “pero los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera. Allí habrá llanto y crujir de dientes”. Aquí se refiere Jesús a aquellos que, aunque pueden parecer ser miembros del pueblo de Dios, en realidad no lo son porque su  fe y obras son muertas, y estos “hijos del reino” a que se refiere Jesús demuestran con sus acciones y con su  vida un menosprecio a los preceptos y mandamientos del reino de Dios. Sobre todo, rehusan reconocer a Jesucristo como el Mesías prometido.  Estos “Serán echados a las tinieblas”, es decir, separados de la comunión eterna que tendrán los verdaderos hijos del reino de Dios. No tendrán la oportunidad de sentarse a la mesa “a jugar domino” con los patriarcas y mucho menos con mi amigo Oswaldo.

Esta otra parte «negativa» de la realidad eterna, nos debe animar  para advertir urgentemente y con insistencia a nuestros familiares, conocidos y no conocidos a humillarse ante Dios y a reconocer a su Hijo Jesucristo, para que aseguren su destino eterno al lado de los suyos, de la misma manera como el centurión romano acudió a Jesús y demostró de manera practica tener fe en El cómo aquel que era todopoderoso para salvar y sanar. Y por su confianza demostrada en Jesús, fue que nuestro Señor lo visualizó en el reino eterno de su Padre.

Que buena noticia saber que estaremos rodeados de tan buena compañía y de los que amamos en la tierra por la eternidad.

Quiero terminar haciendo una declaración personal tomando como base  la promesa de este pasaje biblico:

A ustedes les digo, ¡que muchos vendrán del oriente y del occidente y se sentarán con Abraham, Isaac, Jacob y Oswaldo en el reino de los cielos!  

Agregue a esta declaración los nombres de sus familiares y hermanos en Cristo que ya se encuentran en su presencia en plena certeza de Su Palabra.

Bendiciones,

Pastor Daniel Sánchez S.