Jesús volvió a hablarles en parábola, y les dijo: 2 «El reino de los cielos es como un…
Principio de transmisión de la santidad y de la inmundicia: Lo malo se pega lo bueno no!
12 —Supongamos que alguien aparta un trozo de carne para presentarlo como ofrenda a Dios. Luego lo pone en su manto para llevarlo al templo. Supongamos también que la capa de esa persona toca sin querer algún otro alimento. ¿Bastará eso para que también ese alimento sea considerado una ofrenda para Dios? Todos los sacerdotes contestaron: —¡Por supuesto que no!. 13 Entonces Hageo les hizo otra pregunta: —Supongamos ahora que alguien toca un cadáver, y que por tocarlo se contamina y ya no puede adorar a Dios. Si esa persona toca algún alimento, ¿acaso también ese alimento se contamina y tampoco sirve para adorar a Dios? Todos los sacerdotes contestaron: —¡Por supuesto que sí! (Hageo 2:12-13)
El profeta Hageo le pregunta a los sacerdotes en Jerusalén – quienes estaban acostumbrados a contestar tales preguntas – sobre la transmisión de tanto la santidad como la inmundicia. Los sacerdotes contestaron correctamente de acuerdo con la Ley de Moisés: la santidad no es “contagiosa”, pero la inmundicia si lo es.
Así como una camisa limpia se ensucia al ser tocada con las manos sucias y no al revés, de la misma manera, una persona enferma con el coronavirus 19 no puede sanarse con tan solo tocar a una persona sana, en cambio; la persona sana si se puede enfermar. El principio de transmisión en verdad funciona únicamente de manera unidireccional. Lo que quería recordar el profeta al pueblo es que la suciedad se pega y el hecho de que hicieran buenas obras, pero su interior estaba contaminado, lo que hacían era terminar de contaminarlo todo.
En nuestra cultura latinoamericana decimos: “lo malo se pega”, y que fácil y rápido se pegan las malas costumbres, malos hábitos o adicciones ¿verdad?, incluso estilo de vida.
Si mantenemos relaciones estrechas con gente que no busca a Dios o dice malas palabras, pronto estarás imitándolos, o si andas con gente que tiene adiciones que son dañinas a sus cuerpos, lo más probable es que estas se te peguen.
El punto aquí es que el profeta Hageo apunta realmente al pecado y a las actitudes egoístas que manchan todo lo que tocan, incluso las buenas obras que hacemos para Dios. Un corazón sucio manchara todo lo que haga aun cuando sea una buena acción.
Hay muchos creyentes que presumen de ser inmunes a contaminarse con las costumbres de este mundo, pero lo que he visto es que por lo general es todo lo contrario. “Dime con quien andas y te diré quien eres” es otra expresión popular.
En cambio, el único remedio es la purificación que viene de Dios, por ello, al examinar nuestro corazón por medio de Su Espíritu que nos provee la Palabra de Dios (el detergente) y nos permitirá limpiarnos de toda suciedad. Luego de que Dios purifique nuestros corazones lo mejor es relacionarse intencionalmente con gente que trata de mantenerse limpia; a estos la Biblia los llama sabios porque «El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado». Proverbios 13:20.
Si la sabiduría se pegara seria maravilloso, pero no es así. Lo que quiere decir el sabio es que si andamos con gente que trata de mantenerse limpia habrá menos probabilidad de contaminarnos.
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