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Como orar por los enfermos

Este 22 de abril,  partió a la presencia del Señor mi querida tía Eunice, quien era la mayor de ocho hermanos y venía padeciendo de cáncer. Nuestra numerosa familia y toda su iglesia estaba activada en incesantes oraciones  y ruegos por su sanidad desde hace varios meses.  Sin embargo, la voluntad del Señor fue llevársela a las moradas celestiales.

De igual manera, la semana pasada un conocido cantante y pastor Guatemalteco llamado Julio Melgar partió a la presencia del Señor después de una larga lucha de dos años contra un  cáncer en el páncreas. En su caso fueron miles de creyentes que hicieron intercesión por él, incluso,  llegó hasta recibir  la visita en su casa de pastores muy conocidos como Danilo Montero y Cash Luna también conocido por su don de sanidad para que oraran por él. Algunos cantantes cristianos hicieron pausas en sus eventos para dedicar unos minutos de intercesión, otros, llegaron al extremo de profetizar y más aún reclamarle a Dios  sanidad basados en sus promesas y de no aceptar un no dé respuesta a sus oraciones por Julio Melgar.     

Aun así, la voluntad de Dios fue llevarse a Su presencia a mi tía Eunice y  también  al pastor Julio Melgar dejando un gran vacío entre quienes les conocieron.

Muchos podemos quedar confundidos acerca de si la oración es poderosa o no, si podemos seguir confiando  en que Dios nos escucha, si es verdad que la oración del justo puede mucho, si Dios sana o no.

Esto me motivó a revisar  pasajes de la Biblia que bien vale la pena repasar. Estas son algunas de mis conclusiones acerca de como orar por los enfermos: 

En primer lugar es muy importante recordar siempre la soberanía de Dios:

Cuando ore por alguna persona enferma descanse en la perfecta voluntad del soberano Dios y aliniese a su voluntad sin forzar a Dios a que  se alinee a la suya. Dios es omnisciente y sabe lo que hace y por qué lo hace. Eso es lo que nos modeló Jesús cuando estaba a minutos de iniciar su padecimiento. Recordemos sus palabras:   

«Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía». Lucas 22:42

Jesús también nos enseñó a orar de esta manera:

“Ustedes, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.  Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra…” Mateo 6:9-10

¡Hágase tu voluntad!. Estoy convencido que la oración no cambia a Dios sino que nos cambia a nosotros aunque algunos piensan que la oración si cambia la voluntad de Dios. Pero lo cierto es que, mientras más dediquemos tiempo a la oración más nos estaremos acercando al conocimiento de Su voluntad.

Nuestra oración debe ser la humilde oración del leproso que acudió a Jesús para ser sanado:

“Un leproso se le acercó, se arrodilló ante él y le dijo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.» Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero. Ya has quedado limpio.» Y al instante su lepra desapareció.” Mateo 8:2-3

En este caso Jesús quiso obrar sanidad en este hombre, pero en otros casos Dios no obrará igual. El apóstol Pablo oró tres veces para que Dios le quitara su agujón en la carne y Dios no se lo quitó sino que le respondió: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”.

En el Antiguo testamento, tres amigos del profeta Daniel descansaron en la soberanía de Dios cuando iban a ser echados en un horno de fuego por no adorar una estatua de oro. Esta fue su impactante declaración:

“Sadrac, Mesac y Abednego respondieron al rey Nabucodonosor: «No tenemos por qué responder a Su Majestad acerca de esto. Su Majestad va a ver que nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos de ese ardiente horno de fuego, y también puede librarnos del poder de Su Majestad. Pero aun si no lo hiciera, sepa Su Majestad que no serviremos a sus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que ha mandado erigir”. Daniel 3:16-18

Job de igual manera también nos recuerda descansar en el Dios soberano aun en medio de las situaciones más adversas:

“Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal?…” Job 2:10

Estos siervos de Dios nos enseñan que al orar por un  enfermo es mejor decir: Señor te pedimos que la sanes en el nombre de Jesús,  si la sanas,  te glorificaremos y si no la sanas también te glorificaremos. Pero que se haga tu voluntad!

En segundo lugar, ore sin presumir.

Santiago nos exhorta a no ser jactanciosos:

 ¿Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma. Lo que deberían decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello». De lo contrario, están haciendo alarde de sus propios planes pretenciosos, y semejante jactancia es maligna.  Santiago 4:14-16

Observe allí que Santiago amonesta aquellos que hacen alarde de sus propios planes, sin tomar en cuenta conocer la voluntad de Dios.

Es mejor decir, si el Señor quiere, sanará a fulanito o fulanita.

En tercer lugar, si ora declarando sanidad sobre una persona, hágalo basado en la certeza y la convicción de que esa es la voluntad especifica de Dios para esa persona.  Sea prudente.

A menos que tengamos una certeza de lo que Dios va a ser en la vida de determinada persona o en alguna situación particular, orar afirmando, profetizando o declarando que ya está sana, de eso estará presumiendo y quedará muy mal su reputación como intercesor y consecuentemente perderá autoridad espiritual,  porque se hará evidente que Dios no le ha hablado en ese asunto.

No estoy diciendo que no se ore pidiendo por sanidad, lo que quiero decir es que si usted va a orar afirmando que la persona va a ser sana es porque ya usted tiene  la convicción y la certeza de que esa es la voluntad de Dios. Cuidado con ser jactancioso.

¿Cómo hago para  obtener La CERTEZA y la CONVICCION de cuál es la voluntad de Dios?

¡Excelente pregunta!. Para ello se requiere de una íntima relación con Dios, así como la tenían Moisés, Abraham, y profetas como Daniel, Jeremías, Habacuc y muchos otros creyentes que conocemos. La relación con Dios hay que desarrollarla y requiere pasar tiempo con El, caminar con El en obediencia, conocer a Dios por experiencia y reverenciarle como  el soberano de toda la tierra. Aun los creyentes que tienen el don de sanidad deben mantener una íntima relación con Dios.

Reconozco que este es un tema difícil y muy controversial, pero estos tres puntos son importantes tenerlos presentes: La soberanía de Dios, no presumir al orar, y plena convicción de la voluntad de Dios si va a declarar o profetizar sanidad.

¿Qué otros puntos o pasajes de la Biblia puedes añadir a este tema?

Espero que esta reflexión te haya sido útil. Que la paz del Señor sea contigo

Pr. Daniel Sánchez S.

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