Saltear al contenido principal

¿Esperar?

Esperar, esperar, ¡Qué difícil es esperar!

Escogido por Dios para reinar en Israel, y ungido por el profeta Samuel delante de su familia,  desde joven el Rey David sufrió por muchos años una feroz cacería humana por parte de su antecesor, el rey Saúl, quien obstinadamente y de manera personal uso todo su poder y  recursos  de su gobierno para asesinarlo. Obligado a separarse de su familia y huir hacia el desierto, vivió  en plena soledad, rodeado de enemigos, con la sombra de la traición girando a su alrededor,  menospreciado, desesperado, deprimido, exiliado  de su patria y obligado a vivir en una nación enemiga,  David llego a expresar en muchos de sus momentos de desesperación: “¡Oh Señor, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos dicen acerca de mí: “¡Dios no lo librará!”, “Mira cómo se han multiplicado mis enemigos, y con odio violento me aborrecen”. “Para todos mis enemigos he sido objeto de oprobio. He sido objeto de horror para mis vecinos, y de miedo para mis conocidos. Los que me veían huían de mí.” “Mis enemigos hablan mal de mí y preguntan: “¿Cuándo se morirá y perecerá su nombre?”….

¡Imagínese la terrible situación de este hombre!

Sin embargo, David  logró resistir todos esos difíciles años y salir airoso para luego convertirse en el famoso rey de Israel como Dios lo había dicho. ¿Cómo logró David mantenerse en pie durante tantos años?  ¿En que se apoyó para resistir todo ese tiempo?  ¿Cómo hizo para no abandonar? ¿Cuál fue su actitud  clave?

La clave de David fue saber esperar en Dios para salir de la desesperación.

“Pacientemente esperé al SEÑOR, y él se inclinó a mí y oyó mi clamor. Me hizo subir del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso” Salmo 40:1,2

El verbo,  “Esperar”, es una de las acciones más difíciles. Por lo menos para mí y seguro para muchos porque requiere paciencia y  determinación. ¡Qué difícil es esperar!,  y más si somos personas de acción y con no mucha paciencia. Por ejemplo, cuando a mi me toca esperar por un transporte y veo que va a tardar, prefiero caminar el largo camino antes que tener que esperarlo. Confieso que he cometido infracciones de tránsito al no tener la paciencia suficiente para  esperar el cambio de semáforo a luz verde. Es cierto que muchas veces nos vemos obligados a esperar porque no tenemos otra opción, y eso es desgastante. Qué difícil es esperar y más cuando definitivamente no depende de uno.  Esperar implica obligatoria dependencia y mucha paciencia. Mi esposa lleva esperando casi dos años a que le entreguen las notas certificadas de la universidad, mi hija tuvo que esperar más de dos años por su nuevo pasaporte, otros esperan años para encontrar un trabajo mientras que otros esperan por un cupo en la universidad. Muchos jóvenes no  esperan llegar a la madurez y se han aventurado en relaciones tóxicas y destructivas  Los venezolanos tienen ya 20 años esperando que las cosas  cambien en su país. Esperar, ¡qué difícil es esperar!.  ¡Esperar también te puede llevar a la desesperación!, y más si la espera se extiende por muchos años como le sucedió a David. «Esperar » te puede robar la esperanza, llevarte al abandono de  tus sueños, de tus planes y a dejar de seguir esperando  por las respuestas de tus oraciones.

Pero contrariamente a lo que se cree,  «esperar» puede llegar a ser esa acción  indispensable para  salir de la desesperación. Pero depende en que y en quien esperas. Esta fue la experiencia de David y fue lo que le permitió soportar y  superar las dificultades con que se enfrentó; porque el esperó en una persona, la única persona digna de confiar y en quien se puede esperar: en Dios. Convencido de que su vida dependía de Él y que en su tiempo le respondería,  el joven rey  determinó esperar en Dios y en sus promesas.

Este tema  me llamó mucho la atención al leer con mas atención los salmos y pude notar las veces que David lo expresa en por lo menos 20 de los 73 salmos que escribió.

Le comparto algunas de las situaciones en que David expresó su determinación de esperar en Dios:

Cuando oraba a  Dios y buscaba respuesta a sus peticiones:  

 “Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti  y esperaré.” Salmo 5:3

Cuando se sentía abatido:

 Espera en el SEÑOR. Esfuérzate y aliéntese tu corazón. ¡Sí, espera en el SEÑOR!»   Salmo 27:13-14

“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar”. Salmo 42:5

Cuando necesitaba mantener viva su esperanza:

“Esfuércense, todos ustedes los que esperan en el SEÑOR, y tome aliento su corazón”  Salmo 31:24

Cuando necesitaba reforzar su confianza en  Dios como su ayudador y salvador:

“Nuestra alma espera en el Señor; él es nuestra ayuda y nuestro escudo” Salmo 33:19-21

Cuando su corazón se impacientaba al ver tanta maldad e  injusticia en la tierra:

“Calla delante del SEÑOR y espera en él.    Salmo 37:7

 Cuando quería animar a otros a esperar en el Señor:

 Espera, oh Israel, en el SEÑOR desde ahora y para siempre”   Salmo 131 3

 Por siempre te daré gracias por lo que has hecho. En presencia de tus fieles esperaré en tu nombre, porque es bueno”.  Salmo 52:9

Cuando esperaba el cumplimiento de las promesas de Dios:

Acuérdate de la promesa dada a tu siervo en la cual me has hecho esperar”     Salmo 119:49

  

Y así como David determinó esperar en Dios, quiero animarte también a esperar en tu Señor porque el oirá y responderá tu clamor, te sacara de la desesperación, te ayudará, te salvará y cumplirá todas sus promesas en tu vida. Si!,  Él lo hará!, tan solo espera en El.

El pastor y cantautor cristiano Jesús Adrián Romero lo expresa en su  conocida canción que hoy puedes cantar para afianzar tu confianza en el Señor al esperar en El:

“Esperar En Ti”

Esperar en ti, difícil sé que es

Mi mente dice no, no es posible

Pero mi corazón, confiado está en ti

Tú siempre has sido fiel, me has sostenido

Y esperaré pacientemente, aunque la duda me atormente

Yo no confío con la mente, lo hago con el corazón

Y esperaré en la tormenta, aunque tardare tu respuesta

Yo confiaré en tu providencia, tú siempre tienes el control.

 

«Esperar en Dios» es un ejercicio fundamental para aumentar la fe y la  dependencia en Dios. No te desesperes. El está trabajando mientras esperas.  Ármate de paciencia, utiliza la espera para  tu beneficio y verás al Dios de tu salvación!

Quiero también que hagas esta corta oración:

“¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!     Salmo 42:11

¿Podemos  esperar en Dios? Claro que podemos, así que, ¡animo!, confía y espera en El!

«Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.»
Isaías 40:30-3 

Dios te bendiga,

Pr. Daniel Sánchez S.

 

 

 

 

Esta entrada tiene 0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba
Buscar