Saltear al contenido principal

¿Puede la búsqueda de claridad convertirse en un enemigo de la fe?

Vivimos en tiempos inciertos. Las cosas pueden cambiar de un día para otro, o en semanas o en pocos años. Una circunstancia puede cambiar nuestras vidas. Así me paso a mí en el año 2017. Un inesperado accidente de tobillo de mi hijo mientras jugaba futbol de salón en Suiza fue el inicio de una serie de eventos  que nos movilizaron a venir a vivir a Ginebra, dejando de manera temporal el ministerio pastoral que había venido desarrollando los últimos 12 años. Nada estaba planificado. Si bien es cierto que en mi país Venezuela se vienen viviendo años de mucha incertidumbre, esto no ha cambiado desde que llegamos a Suiza hace un poco más de un año y seguimos viviendo en la incertidumbre de conocer con claridad el plan de Dios para nuestras vidas en los próximos meses y años. Lo que sí es cierto,  es que todos vivimos vidas inciertas. Si bien la verdad de Dios sobre nuestro destino eterno en Cristo son ciertos, muchos otros factores en nuestras vidas son un poco impredecibles y, a veces, poco claros. Es la naturaleza de la carrera de la vida. A esto me refiero.

Supongo que hoy, mientras lees esto, te estés enfrentando a cierta medida de incertidumbre. Es posible que tenga preguntas importantes sobre su salud, su trabajo, sus finanzas, sus hijos, sus nietos, su iglesia o alguien de su círculo de amigos. Claramente, no podemos evitar la incertidumbre en esta vida, pero podemos responder a ella de una manera que honre a Dios y de paz a nuestra alma.

La búsqueda de la claridad

Recientemente leí un artículo sobre “en búsqueda de claridad” del pastor Daniel Henderson (Presidente de Strategic Renewal) y le voy  a compartir algunos párrafos de su artículo: El comienza  haciendo referencia  a la experiencia del reconocido especialista en ética John Kavanaugh. Este señor John cuenta que en un momento de su vida cuando buscaba orientación sobre su futuro se  fue a Calcuta a trabajar durante tres meses en «La casa de los moribundos» que dirigía la Madre Teresa. La primera mañana allí, conoció a la Madre Teresa y ella le preguntó: «¿Y qué puedo hacer por ti?» Kavanaugh le pidió que orara por él.

«¿Por qué quieres que ore?», Preguntó. Él le respondió explicando que había venido desde los Estados Unidos buscando dirección: «Ore para que tenga claridad».

“Ella dijo firmemente: «No, no voy a hacer eso». Cuando él le preguntó por qué, ella le dijo: «La claridad es la última cosa a la que te debes aferrar y debes dejarla ir». Kavanaugh le comentó que ella parecía  tener la claridad que él estaba deseando. Ella se rió y dijo: «Yo nunca he tenido claridad; Lo que siempre he tenido es confianza. Así que oraré para que confíe en Dios».

Oh! “¿Y quién no quiere claridad? Es una demanda  y una expresión común de nuestras inseguridades. Pero como afirma el pastor Daniel H.,  la claridad puede convertirse en un ídolo que reemplaza la confianza auténtica en Dios. En muchos sentidos, preferiríamos entender los detalles del camino por delante que descansar en una profunda intimidad con el Dios que nos ha prometido dirigir nuestros pasos. Dios nunca ha prometido mostrarnos un plan detallado de 10 años. La claridad puede llegar a ser contraproducente espiritualmente a medida que reduce la confianza, una vida de fe y una dependencia momento a momento de Dios.”

A menudo, hay personas que, para marchar demandan tener claridad y  le preguntan a Dios: “¿Qué quieres que haga”? “¿Cuando quieres que lo haga”? “¿Cómo debo hacerlo”? “¿Dónde debo hacerlo”? “¿Cuál será el resultado”? “¿Que va a suceder con mi vida este año y los que vienen? “Señor, si solo me dices adonde es necesario que llegue, entonces podre determinar el rumbo y marchar”. Tal vez decidas que no vas avanzar hasta que Dios te sea claro y no ande con rodeos.  Pero Dios no nos va a mandarnos como si fuéramos un muchacho de hacer mandados. Él quiere acompañarnos en el viaje, que le prestemos atención a su voz todo el tiempo y, que lo acompañemos día a día.  Jesús no dijo: “Te voy a dar un GPS”, tampoco dijo: “te diré con claridad que rumbo tomar”. Él dijo: “Yo soy el camino” (Juan 14:6), Jesús conoce el camino. Él es tu camino. Hay que seguirlo a Él cada día.

“La Escritura dice: “Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento; dile lo que hay en tu corazón, porque él es nuestro refugio” (Salmo 62: 8). Eso sí, debemos derramar nuestros corazones y todo lo que contiene: alabanza, gratitud, preocupación, miedo, duda y, sí, incertidumbre. Dios es nuestro refugio en el momento, pero no siempre es un sistema divino de GPS, que nos muestra los detalles de cada giro que debemos dar en un año. Por lo tanto, debemos confiar en Él en todo momento”.

“En el capítulo de los “héroes de la fe» (Hebreos 11) se nos recuerda que la confianza es más fuerte cuando la claridad es tenue o inexistente. Noé construyó un arca mientras esperaba durante 120 años que lloviese. A Sarah se le dijo que confiara en Dios para tener un hijo en su vejez sin tener claridad de cómo podría suceder tal cosa. Abraham salió «sin saber a dónde iba» y luego planeó sacrificar a su propio hijo sin tener en claro por qué lo llamo Dios para hacer esto y cuál sería el resultado. David fue ungido rey pero nunca se le clarifico cuando iba a serlo y como, soporto 13 años para ver el cumplimiento de la Palabra de Dios. Las historias son extensas. La verdad es inconfundible. La fe florece cuando  confiamos en Dios en el nivel más profundo y  estamos dispuestos a dejar de lado nuestra insistencia para la claridad.”

“A menudo queremos «trazar el rumbo», pero la Biblia nos dice que caminemos en el Espíritu. Nosotros insistimos en un plan estratégico. Jesús dice: «Sígueme». Queremos todas las respuestas. El Señor nos dice que confiemos en Él.”

Hay una canción que ha estado repitiéndose en mi mente en estos tiempos de incertidumbre y de poca claridad. Es del músico cristiano llamado Jesús Adrián Romero. Las letras ofrecen un aliento profundo:

“Esperar en Ti difícil sé que es

mi mente dice no

no es posible.

Pero mi corazón

confiado esta en Ti

Tu siempre haz sido fiel

me haz sostenido.

Y esperare pacientemente

aunque la duda me atormente

yo no confío con la mente

lo hago con el corazón.

Y esperare en la tormenta

aunque tardare tu respuesta

yo confiare en tu providencia

Tu siempre tienes el control «.

“Amigo, mientras atraviesas días inciertos, date cuenta del regalo que se te ha dado. La fe, es el ingrediente más importante para una vida agradable a Dios (Hebreos 11: 6).

¿Te sientes como si estuvieras en una densa oscuridad hoy con respecto a tu futuro? ¿Has estado allí demasiado tiempo? ¿Te sientes inestable en el momento presente mientras que el futuro no está nada claro? Recuerde, Él es Dios y recompensara aquellos que lo buscan diligentemente (generalmente sin claridad sobre los detalles). Y si miramos hacia atrás, veremos su fidelidad y bondad, incluso si no la percibimos en ese momento. Él no ha cambiado. Puedes confiar en Él ahora, Dio es tu refugio”.

Volver arriba
Buscar