Comparto con suma urgencia este articulo emitido por el journal Suizo "20minutes" del mes de abril…
LA FELICIDAD TAMBIÉN SE CONSTRUYE
Un amigo suyo le cuenta que hace unos días atrás, se encontraba viendo las redes sociales con su nuevo celular mientras se encontraba parado en un pasillo esperando para entrar al banco. De repente una persona que viene con mucho apuro pasa por su lado y le tropieza con brusquedad haciéndole caer su teléfono móvil al piso, ocasionándole una rotura total de la pantalla. Resulta ser que esa persona es su vecino del mismo piso y puerta con puerta. Este, se disculpa inmediatamente y le promete que se hará responsable de reparar su celular. Sin embargo, pasan varias semanas y aunque se ven todos los días él se hace el desatendido y usted nota que le esquiva. Los dias pasan y se ha llegado al punto de que cuando su amigo viene por la misma acera de la calle, su vecino cruza la calle intencionalmente para evitarlo. Su amigo le cuenta que no tiene dinero para reparar su celular y que se siente muy incómodo con el vecino, no deja de pensar en él, y hasta ha perdido el sueño por esa situación, Usted como cristiano experimentado, ¿que le recomendaría a su amigo que haga?
La Biblia ofrece buenos consejos, pero le invito a que examinemos la siguiente Palabra de Jesús que contiene una gran enseñanza para afrontar situaciones como esta. En su sermón del monte Jesús enseño una bienaventuranza que nos va a dar luz:
“Felices los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” – Mateo 5: 9
En primer lugar, observe que dice que la razón porque son felices es “porque ellos serán llamados hijos de Dios”
¿Por qué los pacificadores serán llamados “hijos de Dios”?:
La expresión «hijos de Dios» se refiere en esta expresión a aquellos que por su carácter y vida reflejan a Dios. Probablemente a escuchado el refrán “de tal palo tal astilla” expresado por alguien que quiere comparar a una persona con otra a quien imita en todo. Que hace casi todo igual a esa. Pues, los que «serán llamados hijos de Dios» son aquellos que hacen exactamente lo que haría Dios si estuviera en su lugar. Quizás ha escuchado alguna vez entre los círculos cristianos esta pregunta poderosa: ¿Que haría Cristo en tu lugar?, ¿Si Cristo estuviera en tu lugar que haría?. Para un verdadero cristiano sería un motivo de gozo ser llamado hijo de Dios por la gente que lo conoce en su comunidad, en su familia, trabajo porque actúan como Dios mismo.
Ahora bien, ¿que caracteriza a la persona de Dios en este contexto de la bienaventuranza de Jesús? Obviamente, que Dios es un PACIFICADOR por naturaleza. Serán llamados hijos de Dios porque Dios es un pacificador. Cualquier persona que conozca un poco a Dios lo reconoce como un Dios bueno, amable y pacificador. La biblia entera describe a Dios en su misión pacificadora. Desde el libro de Génesis hasta el Apocalipsis vemos a Dios trabajando por construir la paz. El siguiente pasaje bíblico nos habla elocuentemente de la misión pacificadora de Dios.
Notemos especialmente estos versículos: «Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilio consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo no tomándole en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” (2da. Corintios 5:18,19).
Y Dios, hablando también por medio del profeta Isaías, llama al Mesías «el Príncipe de Paz» (Isaías 9:7). El vaticina el ministerio de reconciliación de Cristo: «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5). Vemos a Dios planificando y trabajando por la paz.
Recordemos lo que es la paz: La paz es una situación o estado en que no hay guerra ni lucha entre dos o más partes enfrentadas. En hebreo la palabra para paz es Shalom que es el estado de bienestar ideal de salud, armonía, unidad, paz interior, calma y tranquilidad.
Observemos con más detenimiento la primera parte de la declaración de Jesus: “Bienaventurados los pacificadores”
Cuando Jesus hablo de “los pacificadores” no se estaba refiriendo a “los que aman la paz”. La mayoría de la gente ama la paz. Tampoco se refería a los “pacifistas” que son ese grupo de personas que sin esperar explicaciones o argumentos tienen como filosofía de vida “paz y amor”, “No a la guerra” y punto. La misma que proclamaban los movimientos hipies de los años 70 en los Estados Unidos. Jesus se refería aún menos a aquellas personas que por evitar mayores problemas dejan las cosas como están y dejan que todo tome su curso. Su acción es muy pasiva ante los problemas. Estos son “los apaciguadores de conflictos”. Si Jesus fuera esta clase de pacifista no hubiera venida en forma humana a sacrificarse por la humanidad. De hecho Jesus fue una persona muy controvertida. Se mantuvo firme en ante un gran número de problemas. El problema con los apaciguadores es que indirectamente contribuyen a que los generadores de conflicto continúen adelante sin que nadie los detenga.
Pues bien, ¿A qué se refiere entonces Jesus con el término “pacificador”? En término sencillo, son aquellos que hacen la paz. En inglés el término usado es “peace makers”, es decir, constructores de la paz, y en francés “les artisans de paix”, que son las personas que trabajan para la paz. Todas estos idiomas muestran que un pacificador es el que trabaja para hacer la paz, son hacedores de paz. Actúan de manera activa, no son pasivos ni reactivos ni neutrales. Pero, como estamos en el contexto del Sermón del Monte, el hacedor de paz debe comenzar trabajando para lograr la paz en sus propias relaciones interpersonales. Hacer las paces con Dios en primer lugar, luego consigo mismo, y con otros.
Veamos ahora algunas razones importantes para que ser un pacificador o hacedor de paz:
- Si no trabajo en resolver mis conflictos bloqueo mi relación con Dios.
El apóstol Juan en su primera carta: “Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve”. (1ra. Juan 4:20, 21). Si no trabajo en resolver mis conflictos personales me engaño a mí mismo. Trabajar por la paz es una demostración de que amo a mi prójimo y por consiguiente a Dios.
- Si no trabajo por la paz, mis oraciones sufrirán estorbo.
“Esposos, si no tratan a sus esposas bien, olvídense de orar“ (1ra Pedro 3:7).
Este pasaje bíblico es un buen ejemplo para indicar que si no estás bien con la persona más cercana a ti no vale la pena orar. Debes empezar a hacer la paz con las personas más cercanas a ti. Tus padres, hermanos, esposos, suegros, cuñados, etc. Por ello, si estas observando fuerte resistencia a tus peticiones, es bueno hacer un chequeo de cómo están tus relaciones.
- No hacer la paz va dificultar que experimente la felicidad.
Precisamente de ser un hacedor de paz va a traer la felicidad a nuestra vida. Jesus dijo: “Felices los que hacen la paz”. Cuando estamos en conflicto con otros nos sentimos miserables. El resentimiento es una actitud inútil. Es una pérdida de tiempo, monopoliza tu atención.
Tenemos que aprender a ser pacificadores. Es un trabajo. El mundo quiere ver esos hijos de Dios que le iluminen el camino al verdadero Dios.
Te comparto ahora 5 herramientas bíblicas para trabajar con ellas y seas un buen constructor de la paz:
- Toma la iniciativa de reunirte con la persona con quien tengas conflicto
“Deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda” (Mateo 5:24)
El resentimiento consume, quita energías e impide buenas relaciones. El tiempo pudiera ser un gran sanador, pero la relación con el vecino que te partió el celular seguirá latente, se acabaron los saludos amables, estás a la espera de la primera oportunidad de vengarte y cobrarte el daño que te hizo. Si el necesita ayuda o tú la de el en una situación de emergencia, podría hasta estar en juego la vida. Busca la primera oportunidad que tengas para reunirte con cara a cara, toma tú la iniciativa, recuerda que estas trabajando por hacer la paz.
2. Al reunirte, se empático con los sentimientos del otro
“Felices los misericordiosos, porque recibirán misericordia” (Mateo 5:8)
“Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros”. (Filipenses 2:4)
Es clave en el arte de hacer la paz, que antes de reunirte con la persona medites en las razones por las cuales esa persona actúa de esa manera. Es una persona con muchas heridas, sufrida. Cuál es la situación de su vida? En que condición esta?. Es lo que hizo Dios con nosotros, vio nuestra situación real, de que no podíamos pagar nuestra deuda y por eso nos dio a Su Hijo para morir por nosotros. Si Dios no fuera empático que sería de nosotros?. Al reunirte con la persona, llénate de compasión.
3. Ataca el problema y no a la persona
“La blanda respuesta quita la ira, la palabra áspera hace subir el furor” (Prov 15:1).
Retomando el caso al principio del amigo que le partió el teléfono, el problema es que su teléfono celular está roto. Usted se quedó sin celular y sin comunicación. Se siente engañado. Pero si al reunirse con él vecino lo empieza atacar verbalmente como un irresponsable, mentiroso, mal vecino, créalo que el problema no se va a solucionar. Céntrese en el problema, proponga soluciones , si quiere dígale como usted se siente, pero no ataque a la persona.
4. Haz todo lo posible para llegar a la paz
“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos. (Romanos 12:18)
Honestamente, muchas veces no va a ser posible lograr la paz con otros, pero lo importante es que hayas hecho todo lo posible para obtenerla. Sientas paz interior de que lo intentaste de varias maneras.
Muchos divorcios se evitarían si se aplicara esta instrucción bíblica. Pero muchos no lo quieren hacer.
Tu meta es hacer que Dios diga desde los cielos a sus ángeles: “Ese es mi muchacho!”. Y tú lo sabrás! Porque el fruto del Espíritu es paz.
5. Ten como meta reconciliarte no solo resolver el problema
«Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilio consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación (2da. Corintios 5:18)
La meta es lograr la reconciliación. No solucionar el problema. Que aunque persistan diferencias, puntos de vista opuestos, puedan saludarse uno al otro sin resentimientos ni hipocresía.
Los hijos de Dios serán llamados como tales porque logran restablecer la relación que estaba quebrada.
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” porque son aquellos que hacen exactamente lo que haría Dios si estuviera en su lugar.
Un pacificador se ocupa en traer armonía donde hay desarmonía, unidad donde hay división, paz donde hay conflicto. Estaría tratando de traer la unidad donde hay conflicto. Dios le ha dado esta responsabilidad a sus hijos.
¿Quién puede ser un pacificador? Usted puede. Cualquiera puede convertirse en un pacificador. Pero primero debes tener paz con Dios. La verdad es que estamos en guerra con Dios por nuestra rebeldía. Es más, la Biblia dice que estamos en enemistad con Dios a causa de nuestra desobediencia. Pero Dios que es un pacificador por naturaleza, tomó la iniciativa, se puso en nuestro lugar, atacó el problema del pecado y envió a Su Hijo Jesucristo para hacer posible la paz.
La paz llega cuando aceptas la solución de Dios y le permites a Su Hijo Jesus que te llene con su paz. Entonces, cuando tengas esa paz en tu corazón, puedes estar en paz contigo mismo y con los demás.
Si no lo has hecho, te animo a que lo hagas hoy. Abre tu vida a Cristo y pide su perdón y experimenta felicidad al convertirte en un pacificador.
Termino con estas preguntas de reflexión:
¿Cómo quieres ser recordado? ¿Cómo un hacedor de paz o como un hacedor de problemas? ¿Cómo un hijo de Dios o como…?
Reflexiona en cómo está tu reputación en tu trabajo o comunidad, ¿eres reconocido como un hijo de Dios o como un hacedor de problemas? Asi que, trabaja por hacer la paz. Aquí te dije como.
La paz sea contigo.
Pr Daniel Sánchez S.